Combatir el sedentarismo ayuda a reducir la presión arterial en los adultos mayores.
Así lo demostró un estudio, publicado en JAMA Network Open, cuyos autores afirman que solo 30 minutos menos de sedentarismo al día, pueden reducir la presión arterial en las personas mayores de 60 años, de igual forma que el aumento en la actividad física.
La investigación estuvo dirigida por expertos del Kaiser Permanente Washington Health Research Institute (KPWHRI).
Dori Rosenberg, autora principal del estudio, señala que “nuestros hallazgos son realmente prometedores, porque sentarse menos al día puede ser más fácil que aumentar la actividad física”.
La investigadora recalca que esto es especialmente positivo para los adultos mayores, “quienes tienen más probabilidades de vivir con restricciones como dolor crónico o capacidad física reducida” y, por ende, no siempre pueden aumentar su actividad física.
Resultados sorprendentes
Los participantes del estudio tenían entre 60 y 89 años, pasaban más de 6 horas al día sentados, y en su mayoría habían sido diagnosticados con presión arterial alta.
Durante la investigación, los participantes estuvieron sentados una media de más de 10,5 horas al día, o bien, el 70% del día.
“Esto (el sedentarismo) puede poner a las personas en riesgo de sufrir problemas de salud, como empeoramiento de la capacidad física y caídas”, explica Rosenberg.
El estudio demostró, así mismo, que “estar más tiempo de pie durante el día podría tener un efecto positivo sobre la presión arterial, y potencialmente reducir otros riesgos para la salud”.
La metodología de trabajo también ayudó a que los participantes descubrieran nuevas formas de recordar que deben descansar con más frecuencia, o bien estar más tiempo de pie.
Por ejemplo, relacionando esta nueva conducta con otros hábitos que ya forman parte de su rutina.
Al final del estudio, los participantes redujeron 32 minutos, en promedio, el tiempo que permanecían sentados al día.
Esta sencilla acción redujo en promedio su presión arterial casi 3,5 mmHg (milímetros de mercurio).
Los expertos del KPWHRI descubrieron que estos resultados son muy similares a los obtenidos en otros estudios centrados en el incremento de la actividad física (que arrojó una reducción de 4mmHg) y la pérdida de peso (que tuvo una reducción de 3mmHg).
“Cuando nos sentamos, no utilizamos los principales grupos de músculos y nuestro flujo sanguíneo se reduce”, explica Rosenberg, destacando que “cambiar esos mecanismos podría ser una de las razones de la mejora significativa en la presión arterial que vimos en este ensayo”.
Luego de estos primeros y esperanzadores resultados, los investigadores del KPWHRI se centrarán en profundizar sus conclusiones para averiguar si estos cambios de hábito también tendrían un impacto positivo en el riesgo de caídas y la salud cerebral de las personas mayores.