Hacer ejercicio regular, 2 a 3 veces por semana, reduce significativamente el riesgo de padecer insomnio y aumenta de 6 a 9 horas la capacidad de dormir cada noche.
Así lo establece un estudio internacional de 10 años dirigido por Erla Bjornsdottir, del Departamento de Psicología de la Universidad de Reykjavik (Islandia).
Los investigadores finlandeses afirman, en un artículo publicado en la revista “BMJ Open”, que el ejercicio regular se asocia con mejor salud general.
También enfatizan que la evidencia científica sugiere que la actividad física promueve una mejor calidad del sueño y puede mejorar los síntomas del insomnio crónico.
Para explorar esta premisa más a fondo, los investigadores evaluaron la frecuencia, duración e intensidad de la actividad física semanal y los síntomas de insomnio, el sueño nocturno y la somnolencia diurna en adultos de mediana edad de 21 centros en nueve países europeos.
Los 4.399 participantes del estudio (2.085 hombres y 2.254 mujeres) procedieron de la “Encuesta de Salud Respiratoria” de la Comunidad Europea.
De este universo de participantes:
- 37% (1601) permaneció persistentemente inactivo.
- 20% (881) quedó progresivamente inactivo.
- 18% (775) se hizo físicamente activo.
- 25% (1082) estaba persistentemente activo.
Los participantes que informaron que hacían ejercicio al menos dos o más veces por semana, durante 1 hora por semana, o más, se clasificaron como “físicamente activos”.
Resultados esperanzadores
Luego de ajustar las respuestas por edad, sexo, peso (IMC), historial de tabaquismo y centro de estudio, los investigadores finlandeses concluyeron que las personas persistentemente activas tenían:
- 42% menos probabilidades de padecer dificultades para conciliar el sueño.
- 22% menos probabilidades de tener algún síntoma de insomnio.
Así mismo, los participantes persistentemente activos tenían más probabilidades de dormir normalmente; mientras que los persistentemente inactivos tenían menos probabilidades de estar en esa categoría.
La observación en detalle de las personas persistentemente activas arrojó los siguientes resultados:
- Tienen 55% más probabilidades de tener un sueño normal.
- Tienen 29% menos probabilidades de tener un sueño corto (6 horas o menos).
- Tienen 52% más probabilidades de tener un sueño prolongado (9 horas o más).
A su vez, las personas que se volvieron activas tenían 21% más de probabilidades de dormir normalmente, que aquellos que permanecían persistentemente inactivos.
Los investigadores reconocieron que no pudieron evaluar objetivamente los cambios en los niveles de actividad física producidos entre el comienzo y el final del estudio, y que todos los elementos se basaron en una evaluación subjetiva mediante un cuestionario.
Sin embargo, concluyen que “estos resultados están en línea con estudios anteriores que han demostrado el efecto beneficioso de la actividad física sobre los síntomas del insomnio, aunque el estudio actual muestra además la importancia de (mantener) la constancia en el ejercicio a lo largo del tiempo”.