No ignores esos repentinos dolores de cabeza

Mujer mayor con dolor de arteritis

Si de pronto experimentas un dolor agudo en la sienes o en los lados de tu cabeza, que nunca antes habías sentido, puede que estés experimentado las primeras fases de una compleja enfermedad conocida como Arteritis de Células Gigantes o ACG.

 

Esta enfermedad inflama las paredes de las arterias más grandes del cuerpo, en especial las que se dirigen hacia la cabeza. De hecho, se conoce también como “arteritis temporal”, pues la arteria más afectada es la temporal, ubicada en la parte anterior de la oreja y en las sienes.

 

La ACG aqueja principalmente a mayores de 50 años (al igual que la polimialgia reumática), y su incidencia estadística anual en este grupo etario es de 6 casos entre 100.000 personas.

 

¿Por qué se origina?

 

Aunque la medicina no ha determinado la causa exacta de la ACG, su mayor incidencia en adultos mayores hace pensar que está principalmente asociada al envejecimiento.

 

Hombre mayor con jaquecaLos especialistas también atribuyen relevancia a los antecedentes genéticos (afecta más a individuos caucásicos o de raza blanca) y anormalidades propias del sistema inmunológico de cada persona.

 

De hecho, se trata de una enfermedad principalmente autoinmune (nuestras propias defensas atacan a las células vasculares y provocan la inflamación).

 

La ACG también es más frecuente en mujeres (sus casos duplican a los de los hombres), en especial si tienen antecedentes familiares negativos.

 

¿Qué daño puede producir?

 

La principal lesión que produce la ACG es una inflamación en las paredes de las arterias craneales (vasculitis). Dicha inflamación puede romper algunas capas de la pared del vaso sanguíneo y provocar, simultáneamente una progresiva oclusión de la luz.

 

En consecuencia, la persona corre serio riesgo de desarrollar lesiones secundarias a la falta de riego vascular, las que en casos extremos pueden provocar ceguera.

 

¿Cuáles son sus síntomas?

 

El principal síntoma de la ACG es un repentino dolor de cabeza o cefalea que antes no existía.

 

Esta cefalea:

 

  • Se localiza a ambos lados de la cabeza, o en las sienes.
  • Es continua.
  • En ocasiones va acompañada de sensación de pulsación.

 

También puede existir otros síntomas como:

 

  • Dolor en la mandíbula.
  • Sensación de fatiga al masticar y tragar.
  • Visión borrosa.
  • Ceguera fugaz temporal.

 

Algunos pacientes también puede desarrollar Accidentes Cerebro Vasculares (ACV), por lo que es importante estar muy atentos a la presencia de cualquier manifestación anormal repentina como desequilibrio, inestabilidad en la marcha, dificultad para hablar y pérdida de conocimiento.

 

También puede haber daños en los nervios de las extremidades, los cuales pueden causar desde una sensación de hormigueo, hasta una eventual parálisis parcial en brazos y/o piernas.

 

¿Cómo se diagnostica una ACG?

 

La única forma de diagnosticar una arteritis de células gigantes es mediante un examen médico. Por ello es fundamental concurrir de inmediato a un especialista si la persona presenta alguno de los síntomas ya descritos. En especial si se encuentra entre los grupos de riesgo.

 

Por lo general, el médico palpará cuidadosamente la zona de las sienes para tratar de detectar el latido de la arteria temporal. En caso de que sospeche la presencia de una ACG, realizará una biopsia de la zona afectada. Esta es ambulatoria, se hace con anestesia local y no representa mayor riesgo.

 

Para confirmar el diagnóstico, o descartar otras patologías, el médico también puede indicar

 

  • Exámenes de sangre.
  • Una ecografía de la arteria temporal.
  • Una segunda biopsia, al otro lado de la cabeza.

 

¿Cuál es el tratamiento?

 

El principal tratamiento para la ACG consiste en medicamentos a base de corticoides y esteroides.

 

Mujer experimenta jaqueca repentinaSin embargo, estos pueden generar efectos secundarios peligrosos en adultos mayores (como osteoporosis, debilidad muscular y aumento en los niveles de glucosa en la sangre, por ejemplo), por lo que las dosis recetadas serán pequeñas, e irán disminuyendo gradualmente.

 

Esto puede hacer que el tratamiento se extienda entre uno a dos años (o más en algunos casos), hasta controlar por completo la inflamación.

 

Para contrarrestar los posibles efectos secundarios, el médico puede indicar control permanente de la densidad ósea, y además recetar suplementos de calcio y vitamina D, junto con otros medicamentos para fortalecer los huesos.

 

También es muy importante que modifiques tus hábitos a partir de las siguientes recomendaciones:

 

  • Practica una dieta saludable, reduciendo el consumo de azúcares, sales y grasas saturadas.
  • Aumenta tu actividad física para fortalecer la musculatura, con la asesoría de un especialista.

 

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