El cáncer de próstata es un flagelo hoy aqueja a más de 1,2 millones de hombres en todo el mundo. Tal situación lo posiciona como la enfermedad de este tipo más común dentro del sexo masculino.
Chile no es ajeno a este complejo escenario. De hecho, actualmente en nuestro país hay cerca de 25.000 pacientes diagnosticados.
En otras palabras, uno de cada seis hombres desarrolla esta patología durante alguna etapa de su vida, lo que se traduce en aproximadamente 2.000 muertes por año.
Esta estadística es aún más compleja, si se considera que el cáncer de próstata solo presenta síntomas perceptibles cuando se encuentra muy avanzado. Ello lo hace ser conocido como el “asesino silencioso”.
El diagnóstico puede ser muy duro para la persona, pero no necesariamente es sinónimo absoluto de muerte. Por el contrario, los especialistas coinciden en que una detección temprana y un manejo adecuado de la enfermedad, brindan alto porcentaje de recuperación.
¿Cómo se desarrolla la enfermedad?
La próstata es la glándula sexual masculina encargada de “lubricar” el semen. Tiene el tamaño aproximado de una nuez y se encuentra debajo de la vejiga, rodeando a la uretra.
Con el paso de los años esta glándula suele alterarse y crecer, causando una anomalía muy común entre los hombres mayores de 45 años, conocida como “hiperplasia prostática benigna”.
Si bien esta condición no es un cáncer propiamente tal, puede generar problemas de incontinencia urinaria e, incluso disfunción sexual.
Sin embargo, al igual que otros tipos de cáncer, el crecimiento anormal de la próstata también puede ser provocado por la aparición de células malignas, las cuales podrían tener la capacidad de generar metástasis e invadir otras zonas del cuerpo, especialmente los huesos.
Ello puede derivar en una enfermedad grave y potencialmente mortal, que solo puede tratarse con diversos medicamentos, sesiones de radioterapia o cirugía (según la condición de cada paciente).
Aunque hasta la fecha no existe plena certeza respecto de cuáles son los orígenes exactos del cáncer prostático, los científicos han logrado identificar los siguientes factores de riesgo:
- Edad: La probabilidad de padecer cáncer aumenta a medida que la edad avanza. Esto se traduce en que los diagnósticos se hacen más frecuentes luego de los 40 años, y aumentan exponencialmente a partir de los 65 años.
- Etnia: Las personas de ascendencia africana tienen más probabilidad de desarrollar este cáncer (aun cuando no se ha determinado la razón exacta de esta condición).
- Antecedentes familiares: El riesgo aumenta si nuestros padres o hermanos han padecido cáncer de próstata; y se duplica si la enfermedad se presentó antes de los 55 años.
Esto implica que debemos estar particularmente atentos a la aparición de cualquiera de los siguientes síntomas característicos:
- Flujo urinario débil.
- Presencia de sangre en la orina o el semen.
- Dolor constante y persistente en espalda, caderas o pelvis, que no desaparece con ningún calmante o tratamiento.
- Debilidad en las piernas.
¿Cómo prevenir la enfermedad?
Si bien los expertos señalan que no existe ninguna estrategia de prevención del cáncer de próstata cuya eficacia esté plenamente demostrada, podemos reducir el riesgo de contraerlo si modificamos nuestros hábitos y adoptamos un estilo de vida más saludable.
En primer término, los especialistas recomiendan que los varones mayores de 40 años de edad se realicen un control preventivo anual, especialmente si cumplen algunas de las condiciones de riesgo mencionadas anteriormente.
Para tales efectos, el médico tratante puede indicar algunas pruebas simples, en caso de que las considere necesarias. Las más habituales son:
- Tacto rectal.
- Antígeno prostático específico (PSA) en una muestra de sangre.
- Ecografía de próstata.
Respecto de los hábitos de vida saludable, los especialistas internacionales entregan las siguientes recomendaciones generales:
- Mantener un peso saludable.
- Realizar ejercicio diario, al menos durante 30 minutos.
- Reducir al mínimo el consumo de carnes rojas, azúcares añadidos y lácteos integrales.
- Optar por grasas más saludables.
- Incrementar el consumo de frutas, vegetales, frutos secos y semillas.
- Controlar la ingesta de suplementos elaborados a base de calcio.
- Consumir mayor cantidad de pescados y alimentos ricos en ácidos grasos omega-3.
- Evitar las grasas trans (como la margarina).
- Consumir más alimentos que contengan licopenos, como los tomates.
- Abandonar el hábito de fumar.
- Evitar el consumo de alcohol, o bien beberlo con suma moderación.
- Evitar el consumo excesivo de multivitamínicos.
Recomendaciones que no solo pueden ayudarte a prevenir el cáncer de próstata, sino que también te permitirán tener una vida plena y saludable.