El inflammaging, o inflamación crónica de bajo grado, puede causar un severo deterioro del organismo, incluyendo el vital sistema inmunológico.
El tiempo transcurre de manera inexorable para todos, y una de sus consecuencias directas es el deterioro de las diversas funciones orgánicas de nuestro cuerpo.
Y si bien se trata de un proceso natural e irreversible, hay diversos factores que pueden acelerarlo como, por ejemplo:
- Angustia y el estrés (muy presentes en la vida moderna).
- Consumo excesivo de sustancias tóxicas, como tabaco y alcohol.
- Sedentarismo
- Mala alimentación, entre otros.
Sin embargo, en los últimos años se ha identificado otro factor que incide significativamente en el envejecimiento prematuro: la inflamación crónica de grado bajo, o inflammaging.
¿Qué es el inflammaging?
El término inflammaging fue utilizado por primera vez en 2000, por el Dr. Claudio Franceschi, inmunólogo de la Universidad de Bolonia.
Se define como una inflamación crónica de grado bajo (o leve), que no siempre presenta síntomas visibles, pero puede producir efectos sistémicos en todo el organismo.
La inflamación, por sí misma, no es negativa. De hecho, es la respuesta natural del sistema inmunológico para enfrentarse a peligros externos, como patógenos e infecciones.
Pero si esta inflamación se vuelve crónica y el cuerpo no regresa a su condición de base, se genera una condición de alto riesgo conocida como “estrés oxidativo”.
Dicho estrés puede tener efectos devastadores, pues genera una mayor presencia de radicales libres y otras sustancias oxidantes, que a su vez dañan los tejidos sanos.
En consecuencia, no solo se genera riesgo para la salud, sino que también se acelera el envejecimiento.
¿Cuáles son sus causas?
Aunque todavía no hay certeza sobre el origen de esta inflamación crónica, una de sus posibles causas puede ser la acumulación de células senescentes.
Estas son “células defectuosas” (que ya no se dividen) y, por lo tanto, empiezan a producir “citoquinas inflamatorias” que afectan a todo el cuerpo.
Simultáneamente, las células inmunitarias o glóbulos blancos, también se vuelven senescentes, y son incapaces de eliminar a las células defectuosas.
Por ende, se empiezan a producir más citoquinas y más oxidación, lo que, a su vez, genera mayor envejecimiento sistémico.
En otras palabras, se genera un círculo vicioso que, finalmente, acelera aún más el proceso inflamatorio-oxidante, haciendo que el envejecimiento sea más intenso y la persona experimente síntomas de inflamación que, por lo general, se expresen en dolores y molestias diversos.
¿Cómo se manifiesta el inflammaging?
Los síntomas del inflammaging son poco precisos, y no siempre se manifiestan de manera evidente. Esto hace que sea aún más difícil detectar la condición inflamatoria.
Sin embargo, algunas señales características que pueden indicar su presencia, son las siguientes:
- Malestar y dolor generalizado.
- Fatiga crónica.
- Dificultad para concentrarse.
- Dificultad para dormir.
- Hinchazón abdominal.
- Problemas gastrointestinales.
¿Cuáles son sus consecuencias?
Esta condición de inflamación crónica no solo acelera el envejecimiento. También incide en la aparición de patologías características de la tercera edad.
Algunas de estas son:
- Diabetes
- Hipertensión
- Enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas
- Sarcopenia
- Cáncer, entre otras
Otra consecuencia negativa del inflammaging radica en que, a mayor oxidación las células envejecen más rápidamente, lo cual nos hace más propensos a sufrir estas enfermedades.
Factores de riesgo
Por desgracia una gran cantidad de factores propios del estilo de vida moderno acentúan el riesgo de padecer inflammaging.
Algunos son factores son, por ejemplo:
- Sedentarismo.
- Dietas ricas en alimentos procesados.
- Consumo excesivo de azúcar y grasas saturadas.
- Estrés crónico.
- Bajo consumo de frutas y verduras ricas en antioxidantes.
- Falta de sueño.
- Obesidad.
Todos estos factores también pueden alterar el equilibrio de la flora intestinal o macrobiota.
En consecuencia, el organismo no solo sufre los efectos del inflammaging, sino que también queda expuesto a todo tipo de infecciones virales o bacterianas.
¿Cómo evitar el inflammaging?
Los especialistas concuerdan en que la forma más efectiva y eficiente de prevenir el inflammaging y sus consecuencias, es tener hábitos de vida saludable.
Esto implica respetar los siguientes patrones conductuales.
1. Ejercitarse constantemente
El ejercicio físico constante permite que las células sean más resistentes a la oxidación, pues favorece la reducción de las citoquinas inflamatorias.
Más aún, los especialistas aseguran que las personas mayores que hacen ejercicio regular, tienen niveles de inflamación más bajos y son resistentes al inflammaging.
2. Tener una dieta saludable
Otro factor de prevención fundamental es mantener una dieta nutritiva, saludable y rica en antioxidantes, grasas saludables y fibra.
Lo especialistas recomiendan consumir, por ejemplo, cereales integrales, pescado, frutas, verduras, frutos secos y semillas, para ayudar a reducir los marcadores inflamatorios.
Asimismo, los polifenoles presentes en frutas, verduras, aceite de oliva y té verde, tienen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes que combaten el daño celular.
3. Cuidar la macrobiota
Los expertos también recomiendan cuidar la microbiota incrementando el consumo de probióticos naturales.
Con ello se pueden mejorar los síntomas de las enfermedades autoinmunes e, incluso, ralentizar el proceso de envejecimiento celular.
4. Controlar el estrés
El estrés crónico, aunque sea de bajo grado, produce una supresión del sistema inmunitario y al mismo tiempo, genera inflamación.
Es importante, entonces, tener capacidad de adaptación ante los estímulos negativos, para así lograr una mejor gestión del estrés.
Si se conjugan todas estas acciones, se podrá lograr una “medida justa de inflamación” en nuestras vidas, lo que nos ayudará a estar más sanos y ralentizar el envejecimiento.