Las conocidas y populares flexiones sobre el piso, nos ayudan de manera eficaz a reforzar la tonicidad muscular y prevenir la flaccidez de los brazos.
La flacidez de los brazos suele ser muy común, tanto entre las personas mayores, como en quienes han experimentado una pérdida significativa y muy rápida de peso.
Esto se produce, principalmente, por la pérdida de elasticidad en la piel y la disminución del tono muscular, factores que se acentúan con el envejecimiento y la falta de ejercicio.
Esto significa que la piel se hace más delgada y pierde la capacidad de retraerse después de estirarse, lo que da produce una apariencia fláccida característica.
Para enfrentar esta situación, los expertos recomiendan practicar en forma regular ejercicios específicos que fortalezcan los músculos de los brazos.
Además, enfatizan la necesidad de mantener una dieta equilibrada y nutritiva, que favorezca la salud de la piel.
Enfoque integral
Eliminar la flacidez de los brazos requiere un enfoque multifacético que incluya ejercicios específicos, cuidados de la piel y hábitos saludables.
Por ende, es recomendable practicar ejercicios de fuerza para bíceps y tríceps, además de ejercicios cardiovasculares, como caminar, correr o nadar,
Todo ello nos ayuda a quemar grasa general y mantener una adecuada condición física y tonicidad muscular.
También es aconsejable:
- Mantener una dieta equilibrada rica en proteínas, frutas, verduras y grasas saludables.
- Beber suficiente agua.
- Utilizar protección solar para optimizar la elasticidad de la piel.
El poder de las flexiones
Si bien estas recomendaciones son muy eficaces, los expertos coinciden en que la mejor rutina para fortalecer reducir la flacidez consiste en hacer flexiones.
Esto se debe a que estos ejercicios tienen impacto directo en los hombros y la parte superior del cuerpo, lo que ayuda fortalecer la musculatura de los brazos.
No obstante, antes de practicar esta rutina, es muy importante conocer la forma adecuada de realizarla.
En primer lugar, se deben alinear las manos horizontalmente con los hombros, separando bien los dedos para tener máxima estabilidad.
Además, hay que asegurar que el cuerpo esté en posición de plancha o tabla, sin bajar las caderas.
Al mismo tiempo, se debe mantener la espalda lo más recta posible, para evitar lesiones lumbares.
Una vez adoptada esa posición, se deben flexionar 90 grados los codos, con la cabeza mirando siempre hacia al suelo.
Desde esa postura, se pueden subir y estirar los brazos sucesivamente, de acuerdo con la capacidad física y resistencia de cada persona.
En este punto es importante no realizar esfuerzos desmedidos que puedan provocar lesiones, como desgarros o contracturas.
Del mismo modo, quienes realizan este ejercicio por primera vez, pueden hacerlo con las rodillas apoyadas en el suelo o bien de pie, apoyándose contra una pared.
Las repeticiones pueden adaptarse a las características de cada persona. Y en caso de cualquier dolor, se debe parar y acudir a un especialista.