Hidrátate siempre en forma permanente y segura

Hidratarse en verano

La necesidad de hidratarnos y reponer el líquido que perdemos a través de distintas funciones orgánicas, como sudoración, respiración y evacuación, aumenta exponencialmente durante el verano.

 

Esto se debe a los factores ambientales característicos de esta época, como el exceso de calor y sequedad del aire (o de humedad, en latitudes cercanas al trópico). En especial durante las horas de mayor radiación solar.

 

De hecho, en estos meses las personas no solo enfrentan mayor riesgo de sufrir deshidratación, sino también de padecer los denominados “golpes de calor”.

 

Estos se producen cuando falla el mecanismo natural que regula la temperatura de nuestro cuerpo, generalmente por la exposición directa y prolongada al sol.

 

Esta situación es aún más peligrosa para los adultos mayores, debido a que la proporción de agua en el organismo disminuye progresivamente con el paso de los años.

 

Dicha condición suele agravarse, porque las personas mayores toman menos líquidos, debido a que tienen menos percepción de sed y además ingieren fármacos con efecto diurético.

 

Otros factores que inhiben el consumo de líquido son los problemas de movilidad, la pérdida de capacidad comunicativa y el miedo a la incontinencia urinaria.

 

Por ello, es recomendable estar siempre atento a los siguientes síntomas típicos de la deshidratación:

 

  • Aumento repentino e inexplicable de la temperatura corporal.
  • Sequedad de la piel y las mucosas.
  • Disminución de la cantidad de orina.
  • Cansancio injustificado y somnolencia.
  • Dificultad respiratoria.
  • Diarrea.

 

Prefiere el agua a cualquier otro líquido

 

Es por ello que, cuando llega el verano y arrecia el calor, el consumo de agua adquiere aún más importancia para la vida sana. En especial para los adultos mayores, pues la deshidratación puede afectar y dañar severamente sus funciones cerebrales.

 

Para prevenir estos efectos negativos, los especialistas recomiendan consumir ente uno y medio y dos litros de líquido al día, de preferencia agua. Esto equivale a entre 6 y 8 vasos diarios.

 

Asimismo, debemos prestar especial atención a las personas dependientes, con movilidad reducida o que padezcan trastornos cognitivos. Por sus limitaciones debemos ayudarles a beber agua en forma regular durante el día.

 

Para hidratar adecuadamente tu cuerpo, sigue estas recomendaciones:

 

  • Presta atención especial a las situaciones que favorecen la deshidratación, como el calor y sequedad ambiental (o humedad, si te encuentras en zonas cercanas al trópico).
  • Toma abundante líquido sin esperar a tener sed.
  • Ingiere entre uno y medio y dos litros al día de agua al día (6 a 8 vasos).
  • Evita consumir bebidas gaseosas, alcohólicas y azucaradas, porque favorecen la deshidratación.
  • No realices actividad física en horas de mayor calor y radiación solar.
  • Aumenta el consumo de alimentos con alto porcentaje de agua como melón, sandía, frutillas, naranjas, tomates, zanahoria y calabazas, entre otros.
  • Consulta con tu médico qué medicamentos pueden afectar tu hidratación.
  • Reduce el consumo de cafeína y otros componentes diuréticos.
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