Tener buena salud mental es fundamental para nuestra calidad de vida. Por ello, es importante cuidarla en todo momento, en especial si vivimos en un entorno agitado, complejo e impersonal, que suele tener alta incidencia en los cuadros depresivos.
Según los expertos del Instituto Nacional de Geriatría, esta situación afecta en forma especialmente severa a los adultos mayores, pues la depresión es uno de sus principales problemas de salud mental.
Esta condición se agrava aún más debido a la creciente tendencia de “subdiagnosticar” dicha patología, dado que las personas califican sus síntomas como algo “natural” de la vejez.
Sin embargo, se trata de un error muy grave, que puede hacernos pasar por alto casos clínicos severos que, incluso, pueden tener consecuencias fatales.
Y no se trata de una situación hipotética, pues, de acuerdo con recientes estudios clínicos, la tasa de suicidios en Chile en mayores de 60 años, alcanza a 12,45 por cada 100.000 habitantes.
En otras palabras, 360 adultos mayores se privan de la vida en nuestro país cada año, solo porque su entorno directo no fue capaz de ayudarlos a superar su depresión.
¿Cómo detectar la depresión en personas mayores?
Para los especialistas algunos síntomas característicos de la depresión en adultos mayores son los siguientes:
- Predominio de anhedonia, es decir, dificultad para disfrutar las cosas que solían ser agradables.
- Aislamiento social, que incluye restarse de actividades familiares.
- Síntomas físicos específicos, tales como molestias musculares sin explicación aparente.
- Alteraciones en el apetito y en el sueño.
- Quejas cognitivas, es decir, falta de concentración y de memoria.
- Abandono progresivo del cuidado personal, dejar de comer y/o tomar agua.
- Deserción de tratamientos médicos. Esto último se considera como “suicidio pasivo”.
Causas de depresión en personas mayores
Si bien las causas directas pueden variar de persona a persona, los psiquiatras consideran que la depresión tiene orígenes multifactoriales, entre los cuales se cuentan los siguientes:
- Antecedentes de trastornos psiquiátricos previos (haber tenido depresiones anteriormente).
- Antecedentes psiquiátricos actuales: por ejemplo, que una persona tenga un trastorno por uso de sustancias como alcohol o abuso de medicamentos (en especial auto recetados).
- Presencia de enfermedades físicas y neurológicas.
- Pérdida de funcionalidad que demande mayor requerimiento de asistencia.
- Uso de ciertos medicamentos que pudiesen causar síntomas depresivos.
- Psicológicos: rasgos de personalidad y malas estrategias para afrontar problemas.
- Sociales: desconexión social.
Evitar la soledad es vital
Las personas con mayor aislamiento social también tienen más probabilidad de sufrir trastornos de salud mental, especialmente depresión.
De hecho, la soledad y la ausencia de una red de acompañamiento también implica otros factores de riesgo como:
- Tasas más altas de mortalidad general.
- Problemas en la compensación de patologías crónicas.
- Mala adherencia a los tratamientos.
Situación que resulta más grave si se considera que, de acuerdo con recientes estudios internacionales, casi una cuarta parte de los adultos de 65 años o más están socialmente aislados.
Y lo que es peor, dicho aislamiento se asocia a un aumento de casi 50 % del riesgo de demencia.
Los especialistas también enfatizan que las relaciones sociales escasas (caracterizadas por el aislamiento social o la soledad) se asocian a un aumento de 29 % del riesgo de enfermedades cardiacas, y a un incremento de 32 % del riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares, ACV.
Asimismo, la soledad en los pacientes con insuficiencia cardiaca se asoció a un riesgo de muerte casi 4 veces mayor; a un aumento de 68 % del riesgo de hospitalización; y a un incremento de 57 % del riesgo de requerir atención de urgencia.
Otra situación que requiere especial atención de la red de apoyo es el aumento en los trastornos de salud mental derivada del consumo de sustancias, principalmente alcohol y ciertos medicamentos auto recetados, tales como benzodiazepinas, inductores del sueño y opiáceos (para combatir dolor crónico).
¿Cómo prevenir la depresión en el adulto mayor?
En esta etapa de la vida es muy importante brindar permanente compañía y hacer sentir a la persona que cuenta con nuestra ayuda siempre.
Del mismo modo, los especialistas recomiendan actuar siempre de la siguiente forma:
- Escuchar, sin juzgar.
- Validar lo que la persona siente.
- Acompañar.
- Orientar para que busque ayuda profesional.
- Si la persona mayor pide ayuda, es importante seguir acompañándola.
- Si es necesario, alertar a otras personas cercanas para que puedan colaborar con estas acciones.
- Ofrecer ayuda con las gestiones necesarias para ser atendido en la respectiva red de salud.
- Ofrecer ayuda en temas prácticos que puedan aliviar la vida cotidiana.
- Mantener contacto frecuente, personal, telefónico o vía mensajes de chat.